Batán-Museo

Es un Batán-Museo. Su historia viene unida desde el siglo XVIII a los paños de lana: Estameñas, blanquetas y paños pardos que aquí se confeccionaban, así como los cobertores y mantas a partir de 1858. Val de San Lorenzo llegó a contar con cuatro batanes que faenaban en los meses de mayor caudal del río.

En épocas estivales y comienzos de otoño, con el río seco, había que acudir monte a través, hasta Castrillo de la Valduerna, distante unos 18 km para poder faenar en un batán existente a orillas del río Duerna.

Hasta bien entrada la Edad Media se introducía una persona dentro de una pila y con un calzado apropiado (zuecos de madera) se procedía al pisado de los tejidos. Posteriormente, la fuerza hidráulica lo sustituiría. El agua, a través de un canal, hacía mover los mazos de madera de roble y éstos alternándose, golpeaban los tejidos: los abatanaba. Llegan los años veinte y con el aumento de producción textil se procede a la electrificación de este Batán. El tiempo empleado por los batanes hidráulicos era de entre ocho y diez horas, dependiendo del mayor o menor volumen de agua del canal, mientras que el batán eléctrico, realizaba este trabajo en una hora escasa. En proyecto está la recuperación de uno de los dos batanes hidráulicos que aquí hubo con el fin de mostrar al visitante el ayer y el hoy del mismo. Restaurado hace ahora tres años, el edificio del batán alberga desde entonces la primera fase del Museo Textil donde podemos contemplar a los artesanos textiles del pueblo trabajando en la diversa maquinaria existente.

En una visita a este Batán-Museo, se les explica detenidamente todo el proceso de trabajo. Las pilas del ablandado y lavado de la lana. El posterior centrifugado. El funcionamiento del Batán, con el golpeo continuo de los mazos de roble contra los tejidos, hasta conseguir desengrasarlos y tupirlos. Las perchas, cargadas de cardos especiales: La Cardencha o cardo de cardadores.